“La peor sequía de los últimos 125 años, la que sufrió nuestro país el año pasado, puede agravarse todavía más”... “Podemos enfrentarnos a una escasez de la misma magnitud que las seguías de los años 80 y 90, que ya entonces tuvieron consecuencias en la calidad de vida, con un 25 por ciento de la población afectada por restricciones”.
Son declaraciones del director general del Agua, Jaime Palop y publicadas en La Razón Digital en su edición del 28/12/05.
Con estas previsiones, caben tres tipos de comportamiento:
1.- La pasividad
2.- La acción
3.- El ingenio
La primera, es confiar en el destino.
La segunda es la habitual: mensajes para reducir el consumo y en último extremo, restricciones.
La tercera parece ser que requiere un nivel intelectual inalcanzable en el actual estado de la evolución humana. No oigo ni leo nada sobre nuevas ideas, acciones o líneas de investigación si el fenómeno se agrava. Parece que tras las restricciones no hay otra fase, que tras ella llegarán las lluvias y a eso le llamo miopía y falta de responsabilidad. Hay que trabajar a partir de ésta etapa. Hay que pensar en lo que no está escrito en ningún manual. La sociedad demanda a gente competente en los cargos, capaces de ir más allá de lo que el sentido común de cualquier ciudadano haría.
Si no llueve, los embalses se vacían y los pozos se secan y es muy caro energética y económicamente que el agua del mar pueda beberse. Así las cosas, o se agudiza el ingenio y somos creativos o no evitaremos que la desertización del país prosiga hasta convertirlo en un desierto y que la gente se vea obligada a emigrar a otras comunidades y países. En definitiva, está en juego que un país deje de serlo.