Se está acercando un ¡basta ya! de consecuencias imprevisibles.
Los artículos de prensa tienen la particularidad de que en una misma página puedes encontrar noticias sobre situaciones desgarradoras de mundos opuestos y cuya lectura genera emociones diametralmente opuestas. Las unas de tristeza y solidaridad, las otras de ira y ambas, en el caso al que me refiero, relacionadas con el empleo.
Dos nombres, Antonio López y Fèlix Millet, son los protagonistas de historias bien distintas. Ambos seres humanos pero con circunstancias y oportunidades radicalmente diferentes. Para ponerles en antecedentes selecciono dos de los párrafos publicados. El autor del primero es José Luis Barbería, publicado en el País y dice literalmente:
"Todas y cada una de las personas que los viernes a mediodía recogen su sobre con el vale de comida tienen una historia que contar, pero pocas tan desgraciadas como la de este hombre menudo de 41 años, Antonio López, carpintero encofrador, padre de dos mellizos de ocho años que sale de las oficinas municipales con los ojos enrojecidos. Cuenta que al quedarse en paro se le ocurrió abrir un bar con un préstamo hipotecario avalado con el piso de sus padres. El negocio resultó ruinoso y sus padres se han quedado sin casa. "Vivimos gracias a los 700 euros de la pensión. Busco trabajo, pero también tengo que criar a mis hijos. Mi mujer se suicidó con pastillas hace dos meses. Mirando sus papeles, nos enteramos de que le habían diagnosticado un cáncer. Se ve que no pudo aguantar más, pero nos ha dejado muy solos a los tres".
El segundo, corresponde a Antonio Fernández, publicado en el Confidencial:
"Entre las acciones más llamativas, se cuentan los suntuosos gastos que los dos principales implicados en el affaire cargaban a las cuentas del Palau, como las bodas de las dos hijas de Millet (200.000 euros pagó la institución por los fastos), los ordenadores de la propia casa de Millet (más de 6.000 euros) o instalaciones de imagen y sonido por las que se llegó a pagar casi medio millón de euros ... existen sospechas de que estas instalaciones ... sirvieron para que el ex presidente montase un pequeño auditorio en su domicilio, una especie de “minipalau” para goce y disfrute personal y de sus selectos invitados.............................".
Es inaudito y lo peor, es que como el segundo caso, hay otros muchos y son sólo la punta de un descomunal iceberg de corrupción y tráfico de influencias.
No se que pensarán ustedes, pero en los tiempos que corren me siento muy próximo a lo que le ocurre a Antonio López y en una inexistente pero idealizada sociedad me gustaría que lo robado por Fèlix fuera totalmente embargado y redistribuido de forma inmediata a gente como Antonio.
No hay tiempo. El hambre y las penurias no esperan. Llegará la hora de comer y habrán platos vacíos. Llega el invierno y no solamente no habrá calefacción en alguna casa, sino que ya no habrá casa.
Entre lo que está viviendo Antonio y lo que ha vivido Fèlix hay muchos eslabones y hemos de reinventar nuevas formas de redistribuir la renta hacia quienes necesitan más apoyo. Dudo que la cantidad de neuronas entre estos dos ciudadanos sean distintas y marquen sus diferencias. Estoy convencido de que si la vida hubiera brindando las mismas oportunidades a ambos muchas soberbias desmedidas de otros muchos personajes se acallarían.
No estoy de acuerdo con aquello de que dime los cargos que ostentas y te diré quién eres. No hay que confundir el poder de influir con la capacidad y el talento. Hay muchos cargos inmerecidos, si valor añadido, escandalosamente retribuidos
Es muy difícil adaptar las leyes cuando los cambios sociales son tantos y tan rápidos pero no por ello han de quedar obsoletas produciendo un daño irreparable en la sociedad que rigen. Aunque cada Ministerio tenga sus prioridades, es evidente que alguien y en los momentos que vivimos debe priorizar los objetivos y jerarquizarlos. Falta valentía y dejar de aliarse con el tiempo para resolver los problemas. Han de concebirse nuevas soluciones y dejar de hacer lo que hacen nuestros vecinos. Estamos en época de sálvese quién pueda y cada país debe interiorizar su realidad sin mimetismos de cobardía.
Nuestra historia está plagada de aciertos y desventuras pero es la nuestra y hemos de aprender de ella. Debemos sobrevivir. Debemos renacer. Debemos ayudarnos solidariamente y debemos erradicar la codicia y la soberbia de aquellos que se lucran a costa del prójimo. La excusa son las Leyes y las Leyes deben modificarse dando prioridad a lo que reclama la sociedad en silencio.
Zapatero y Rajoy pasarán, pero España permanecerá. No quiero que la ideología de los partidos y el resultado de las votaciones dependan de costosas campañas de marketing, quiero encontrar a un nuevo líder al que seguir, que sepa ilusionar, que actúe, que sepa priorizar, que sepa convencer.
Animo Antonio, sirvan o no, estas líneas van por ti.