Resituarse

El mundo en general y en Europa en particular hemos estado jugando durante años al Monopoly, y en lugar de hacerlo con dinero hemos estado comprando y vendiendo a base de créditos, préstamos e hipotecas y cuando hemos querido convertir dichas deudas en dinero, ese espejismo de falso bienestar y de poder económico, se ha ido al traste.

La crisis en la que estamos inmersos es coyuntural y estructural y lo peor es que no hay un referente al que seguir. Vamos sin rumbo a ninguna parte.

El país dispone de un excedente de mano de obra cualificada en construcción inmobiliaria pero el mercado está saturado y la falta de más habilidades y conocimientos de ese colectivo, impide poder recanalizar esa fuerza laboral hacia otros sectores ya que, además, las deudas y hábitos contraídos durante la simbólica partida de Monopoly de la que hablaba, implican costes salariales altos que mermarían la competitividad internacional de las empresas que pudieran contratarles.

Llegan tiempos muy duros. Llega el momento de tener que vivir con menos a las buenas o a las malas. Llega el momento de rehacerse y readaptarse. Llega el momento de vivir y ahorrar un poco para poder pagar sin créditos ni préstamos los lujos. Se acabó lo de tener, sin tener, como se ha estado haciendo con las vacaciones, viajes, coches y todo tipo de bienes de consumo. Hay que apretarse el cinturón y los mayores deberán volver a vivir como hacían sus padres, y los más jóvenes, como hacían sus abuelos.

La realidad económica de la sociedad debe ajustarse a su propio potencial intelectual y productivo, no sirven imitaciones o comparaciones entre países. Habíamos subido muchos peldaños sin justificación en esa era del bienestar y ahora nos toca encontrar y situarnos en el que nos corresponde, de lo contrario mal viviremos de faroles, ilusiones, mentiras, corrupción y delincuencia, en el seno de una sociedad pobre en declive.

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