Pasos cebra

Creo que hay gente que en los pasos cebra encuentran un protagonismo del que carecen fuera.

Al cruzarlos deben experimentar un extraño y ridículo poder. Parar el tráfico debe infundirles una cuestionable importancia que no encuentran fuera de esas franjas blancas. Sus primeros pasos dubitativos al empezar a cruzar se convierten en un andar lento y casi exhibicionista ante los pacientes conductores.

A pesar de la obligatoriedad de ceder el paso, tantear antes de cruzar es recomendable dado el riesgo que actualmente comporta esa acción, no obstante algunos peatones siempre tienen prisa por llegar a los pasos cebra, aunque sea festivo, vivan en una urbanización o vayan de paseo. Son un mirador donde se exhibe y experimenta un absurdo protagonismo.

La psicología humana es inabarcable pero estoy convencido de que muchos vivirían en un paso cebra, donde creen ser o son más que fuera de él.

Esa inexplicable emoción debe ir acompañada en algunas ocasiones de una fuerte dosis de dopamina ya que dentro de ese grupo de exhibicionistas se encuentran los que yo llamo "kamikazes". Son los que se lanzan al paso cebra como si fuera la misma acera o más aún, un camino protegido para ellos, ya que sin mirar se lanzan a la calzada como si fueran los protagonistas de una película de acción y todo estuviera sincronizado con y para ellos para realzar su absurda y peligrosa personalidad al cruzar. Aunque también sean conductores, cuando son peatones dejan de pensar en los reflejos y en la puntual falta de atención de algún conductor que podría provocar un percance o accidente, más bien suponen que les están esperando para verles cruzar la calle.

Como peatones tenemos nuestros derechos y obligaciones pero creo que los pasos cebra no deben ser lugares para exhibir las debilidades psíquicas que generan las frustraciones personales del querer ser más de lo que se es.

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