Recuerdo que el primer beso en los labios lo vi en el cine y haciendo memoria lo mismo ocurrió con una pareja haciendo el amor, pero lo cierto es que no acaba aquí mi formación sobre comportamientos y actitudes sociales a través de ese medio. En mi época, era el cine la única ventana al mundo, las otras se circunscribían a la familia, al barrio y al colegio y esas eran totalmente previsibles y conocidas. Así que fué en el cine donde descubrí al héroe, a los malos y sus comportamientos, el “glamour” de una cena romántica, la sensualidad de una mujer, la galantería masculina de aquellos tiempos, las luchas por una herencia, la forma de dar el pésame en un sepelio, lo que era un jurado, un juez y un fiscal, una prisión, la silla eléctrica, ... a través de esas escenas comprendí lo que era el odio, la lujuria, la envidia, la soberbia, la gula, la ira, la avaricia, el amor, la pasión, el deseo, ...
No puedo negar que mi base de conocimientos juveniles, como la de muchos otros, estuvo repleta de informaciones cinematográficas procedentes de Hollywood, a eso podría llamarle manipulación, informarción subliminal o cualquier otra cosa, pero pasado el tiempo y comprobando que la mayoría de las películas que se proyectan en la actualidad siguen siendo estadounidenses, creo que de alguna forma parte de la formación, conductas, pensamientos o ideas de la juventud actual tienen el mismo origen, falta por saber si las productoras norteamericanas sólo han buscado siempre la rentabilidad o hubo y hay algún otro propósito oculto en los largometrajes para manipular a las masas del planeta.