Sólo los artesanos comienzan y acaban sus obras. El pintor, el escultor, el compositor, el poeta, el orfebre, ... eso son oficios totales, completos, integrales. De la idea al hecho, sin intermediarios, ni mediadores, ni ayudantes, ni colegas.
Los otros mortales sólo somos eslabones en cadenas y procesos productivos o comerciales, pero en ningún caso el resultado es completo, total, absoluto.
Nuestro valor añadido, por importante que sea, siempre es un valor complementario al de otros, es un suma y sigue. Cargos y profesiones son nombres rotundos, radicales, tienden a la totalidad en algo y sin embargo sólo son fracciones interdependientes.
Nos hemos acostumbrado a depender de todo y a no ser completos en nada.