Amenazas y oportunidades

Con el tiempo todo debe ser corregido y adaptado. Todo cambia a nuestro alrededor. Cambian las tecnologías, los métodos, los servicios, los hábitos, los clientes, la competencia y debemos adaptarnos.

Hay quien entiende por cambiar hacer reformas, informatizarse sin más, cambiar el mobiliario o incluso de oficina, pero la inmensa mayoría de empresarios y altos cargos se olvidan de empezar primero por los empleados, sin ese primer paso el resto no tiene sentido.

El cambio no es estático, es algo dinámico y permanente. La innovación es cambio y la productividad depende de ello.

La incorporación de nuevos productos, los métodos de formación, el arte de la motivación, las demostraciones, la forma de presentar y vender los nuevos equipos, las nuevas estrategias comerciales, … todo debe formar parte de ese cambio metódico, constante y equilibrado para que los empleados recualificados sean el propio generador de ese impulso innovador.

Es hora de abrir las puertas a ejecutivos, consultores y formadores “freelance” y “on-line” para que ayuden a formar, motivar e implanar la cultura del cambio y la innovación permanente en el seno de las empresas, optimizando los recursos y el capital humano disponible.