Me gusta subirme a un avión y no sólo por el hecho de volar, que ya de por sí es toda una emoción, sino porque la nave es la síntesis de lo mejor del talento humano.
Un avión es la unión de las tecnologías más modernas y avanzadas que existen. En él, nada es azar. Nada es casual. Nada es ambigüo. Todo es ciencia y tecnología. Desde el más simple de los remaches a uno de los álabes de la turbina todo tiene un cálculo, un diseño, una complejidad resuelta.
Velocidad, maniobrabilidad y capacidad o carga útil son algunos de los puntos de partida, el resultado son maravillas tecnológicas como el A380 (más de 800 pasajeros), el F-15 (más de 2.500 km/h) o los MiG-29OVT y Sukhoi de última generación (con toberas vectoriales que permiten ejecutar maniobras de vuelo inconcebibles).
Poco más de 100 años han transcurrido desde el primer vuelo con motor y hoy, la aviación permite que millones de seres viajen sin importar las distancias, sólo se mide el tiempo (horas) que nos separa de cualquier lugar.
Redefiniendo el concepto de avión, diría que es una máquina que trabaja con el aire para desplazarse por él y eso nos ha permitido no sólo experimentar nuevas sensaciones y ver imágenes inéditas de la tierra y de las nubes, sino estar a pocas horas de cualquier gran ciudad del mundo.
En el próximo viaje admiremos esa maravilla tecnológica que es el avión.