Portaaviones mentales

Hace unos años tuve la oportunidad de visitar el portaaviones estadounidense USS John F. Kennedy (CV 67), un navío que desplaza 81.000 toneladas, dotado con una tripulación de más de 5.000 hombres y 85 aviones de combate. Esta nave, aunque entró en servicio hace 40 años, siempre ha mantenido su capacidad ofensiva en vanguardia y comparable a unidades más modernas ya que sus principales mejoras consisten simplemente en sustituir su fuerza aérea embarcada con cazas de última generación.

Algo parecido ocurre con nuestro cuerpo y nuestros conocimientos. El primero, como la nave descrita, sigue su curso, sin embargo con nuestros conocimientos podemos elegir que sean como “acorazados” o “portaaviones”. Los primeros, aptos para una época pero casi imposibles de modernizar por las complejas y profundas reformas que requeriría la sustitución de sus imponentes torres de artillería, mientras que los segundos, los portaaviones, les basta con sustituir sus aviones de combate en función de las misiones encomendadas.

Hoy más que nunca los conocimientos son vitales en un entorno nuevo, cambiante y complejo. Para poder participar en él hemos de estar cualificados para comprenderlo y manejar las oportunidades que se presentan y para ello hemos de ser capaces de sustituir y adaptar conocimiento desfasado por nuevo conocimiento del mismo modo que un portaaviones mantiene al día su fuerza de combate.