Nuevo aprendizaje

Son tantos los datos e información que se suceden y acumulan en Internet que ya no es posible estar al día en nada. La capacidad humana para aprender ha sido sobrepasada ya que es imposible leer, ver o escuchar todo lo que diariamente se publica relacionado con temas que nos interesan.

Cualquier carrera resulta insuficiente para que el estudiante asuma todo el conocimiento disponible para aplicarlo a lo que su titulación le acredita. La rapidez con la que se desarrolla el conocimiento colectivo en cualquier especialidad tiende a hacer caduco todo lo escrito hasta entonces.

Muchos libros académicos han sido sustituidos por apuntes en un intento de estar al día en lo que se enseña pero incluso el tiempo en enseñar se reduce del tiempo de aprender lo que se enseña y, por lo tanto, se generan involuntariamente brechas importantes entre lo que se aprende y lo que se saben otros.

Hoy en día, los centros de formación son o deberían ser centros para aprender a razonar sobre determinadas materias, además de ser divulgadores de los mejores enlaces a conocimientos específicos para que el estudiante se convierta en su propio maestro.

El tiempo en escribir y publicar un libro formativo hacen que su contenido sea caduco cuando se lee. El conocimiento viaja a tiempo real por la red y hay que hacerse con él. Incluso las empresas evitan imprimir sus listas de precio y catálogos debido a su, cada vez, menor vigencia. Los PDF arrasan como soporte informativo y formativo.

Hay que conocer la terminología y la base de cualquier ciencia en idiomas punteros y debe razonarse sobre lo nuevo, lo último, ... repetir la historia es caro e inútil.

Debemos ser expertos en razonar, hibridar, imaginar, crear, intuir, investigar, probar pero en temas de vanguardia para estar en cabeza de la innovación multisectorial mundial. Querer que los licenciados sean bases de datos vivientes para que puedan aplicarlos en sus respectivas profesiones es preparar mentes para el pasado.

Por si fuera poco, un licenciado que ni estudia ni trabaja, suele quedar apeado de ese importante flujo de nuevo conocimiento que la humanidad va generando y que circula por Internet. La brecha entre conocimientos se agranda y se agrava cuando se está en el paro.

Debemos promover el deseo de aprender en los pequeños, no como obligación sino como actitud y aptitud humana. La curiosidad nos ha llevado hasta aquí y la curiosidad marca nuestro rumbo evolutivo intelectual. Debemos potenciar esa cualidad. Debemos despertarla desde la infancia ya que las respuestas están en la red y cuando no las hay, ahí hay otro posible comienzo para algo grande.

Ya no somos seres aislados con nuestra personal mochila de conocimientos. Somos seres con nuevos miembros. Ya no necesitamos caballos, ni vehículos para desplazarnos donde está el conocimiento, nuestros nuevos miembros tecnológicos en forma de portátiles, móviles y tabletas nos enlazan con ese conocimiento sin movernos de donde estamos o desde donde lo necesitamos.

Debemos convertirnos en usuarios permanentes de nuevo conocimiento, esa debe o deberá ser nuestra necesidad informativa para estar al día y no para arruinar la jornada con noticias triviales sobre comportamientos patológicos.

Querer aprender, querer saber son las claves para ser un país competitivo.

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