Selección de titulares


Mapa con la selección de titulares de prensa de un frío y soleado domingo de Enero. Son noticias de hechos que no podemos cambiar. Pertenecen a jerarquías sociales que nos superan. Las leyes y las fuerzas de seguridad están de su parte, el resto somos ciudadanos hormigas.

Leamos los artículos. Reflexionemos los contendidos, pero probablemente el premio será la frustración y el sentimiento de impotencia.

Nuestra sociedad está enferma. La escala de valores ha estallado. Prevalece la consigna de "todo para el pueblo pero sin el pueblo".

No es el bienestar público lo que interesa, es el bienestar personal el objetivo. La vanidad y la soberbia son los motores del político actual que parece ser inmune a la opinión pública y a la opinión publicada.

Las constantes directivas del Consejo de Europa están homogeneizando a todos los países miembros, sin excepciones, y los gobiernos de los Estados deudores tienen que aceptar las reglas que imponen los que tienen el poder económico, sacrificando a sectores altamente productivos, con cuotas o normas abusivas, icongruentes, desproporcionadas y antisociales. Quieren hacernos clones de otra cultura. Así son las invasiones modernas, silenciosas y sin armas. La coacción economica lo hace todo más fácil y rápido.

Somos títeres más que ciudadanos, y los políticos, embriagados por ese poder social que les brindan sus cargos, creen ser una raza especial de elegidos mientras les dura el trato protocolario, sin darse cuenta que también tarde o temprano volverán a ser títeres de sus sucesores. Ese temor a no ser nada es el que les obliga a buscar rentas que les permitan aparentar ser más que el resto. A creerse distintos.

Somos un país relativamente pequeño en superficie y población. Somos una país empobrecido que se empobrece, que envejece, al que se entretiene con fútbol y programas basura en espera de mejores tiempos que nunca llegarán. No es procedente ni justificable que algunas retribuciones de políticos, ex políticos y altos cargos de la administración y de empresas públicas tengan el mismo nivel o superior que el de otros países ricos.

No hay talento en el estamento político. Desde sus escaños nos ven como simple masa de votantes que justifica su posición, sin darse cuenta que en ese colectivo al que gobiernan y al que deberían servir y respetar hay mucha gente mejor preparada, que no son políticos precisamente por ser mejores.

No vamos por el buen camino. Hay que cambiar. Cada vez hay más crispación en los foros y en la calle. Empiezan a oirse voces de que el pasado fue mejor.

Por si fuera poco y hablando del mismo colectivo, no tienen el don de la palabra, son pésimos comunicadores, son lentos en sus reflexiones y en sus acciones, no tienen experiencia en los temas que asumen, sus decisiones están siempre condicionadas por lo que pensarán o dirán sus homólogos o ribales, parece que la cobardía forma parte de su proceder diario. Consienten la corrupción a cambio de votos. La ética y los valores son secundarios. La democracia se usa para las votaciones generales y los recuentos, pero los partidos son auténticas dictaduras donde reina la hipocresía y las negociaciones internas interesadas.

Hay que trabajar. Hay que apoyar y proteger el talento y no a la mediocridad. Hay que hacer prospectiva y no sólo imitar, tolerar u obedecer. El respeto de la masa a sus representantes es mínimo y va a menos, y estos parecen no darse cuenta de que sin multas o prisión no habría obediencia, aunque tampoco deben olvidar que son muchos los que no pueden pagar y que la prisión puede ofrecer mucho más confort que la propia calle.

Hace tiempo que desde Estrasburgo hacen ver que negocian con nosotros y la realidad es que sus directivas parecen ser órdenes de estricto cumplimiento. Desde el Gobierno dudo que se negocie, que se discuta, que se impida, todo se acepta y se impone a una sociedad muy dañada, extenuada y empobrecida.

A ese paso, pronto seremos "europeos iguales", por no decir "iguales a un país", aunque eso sí, con distintas banderas.

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