Titulares y artículos

En el mundo digital hay tanta información que nos hemos convertido en cazadores de titulares de prensa sin tiempo para leer sus contenidos.

Los que más llaman nuestra atención solemos compartirlos o más bien añadirlos a Facebook o Twitter con la esperanza de poderlos leer a fondo en otro momento, pero lo cierto es que el flujo permanente e inagotable de nuevos titulares lo impiden.

A estas acciones se suman las de quienes seguimos, que hacen algo parecido, de modo que el volumen de información disponible e infrautilizada sigue una progresión geométrica.

Bombardeamos la mente con decenas o centenares de titulares diarios y los medios rivalizan en ese campo para que una misma noticia destaque y se diferencie del resto.

Casi diría que los titulares se han convertido en un arte. El arte de decir más con menos y que quepa, sin ser segmentado, en Twitter y así se produzca la tan deseada redistribución vírica. Pero ese ingente volumen de información adolece de contenido. No se lee y la reflexión escasea.

Esa secuencia inagotable de titulares genera todo tipo de sensaciones pero pocas o ninguna emoción. Son como destellos de luz multicolor que según el día y los sucesos acaecidos tenderán al rojo o al azul pasando por toda la gama cromática, jerarquizando las sensaciones percibidas e influyendo subliminalmente nuestro estado anímico.

Tras un titular está el artículo, y de la hibridación de su contenido con lo que ya sabemos surge su enorme potencial, siempre que la reflexión nos permita prever sus consecuencias y adecuar la respuesta para beneficiarnos o evitar sus riesgos. Todo eso nos lo perdemos.

El valor añadido del que tanto se habla para el futuro del periodismo digital tal vez se consiga franqueando la barrera narrativa que separa el suceso de la noticia, adentrándose en el análisis y valoración de sus consecuencias para inducir a la reflexión y facilitar la toma de decisiones del lector.

Tal vez la infografía o el vídeo están llamados a cubrir esa previsible tendencia. La imagen no agota y lo dice todo. El nuevo periodismo deberá ser capaz de sintetizar y traducir lo que iba a ser escrito en imagen: esquemas, dibujos, croquis, bocetos, vídeos, fotos, emoticones, mapas mentales, ... No puede proseguir con el uso y abuso de la escritura en un mundo saturado de información.

Han de crearse equipos para enriquecer, sintetizar y adecuar una noticia a la era digital. No basta con saber escribir. Cada aportación tiene y requiere su forma de expresión.

Decir más con menos pero intentar decirlo todo. Tal vez esa será la consigna o tendencia de la información periodística futura.

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