Cuando aprender es un lujo

En un mundo donde el pan cuesta más que un curso online, los pobres ya no solo pasan hambre: también dejan de aprender.

Y sin aprendizaje, no hay escapatoria.

La desigualdad ya no se mide en riqueza, sino en tiempo:
– tiempo para reciclarse,
– tiempo para equivocarse,
– tiempo para imaginar otro futuro.

Pero quienes viven al día ya no tienen tiempo.

Solo urgencia.

Y el que vive con urgencia, sobrevive.

No compite.
No innova.
No evoluciona.

La mayor violencia del sistema no es quitarte lo que tienes, sino impedirte llegar a ser quien podrías haber sido.